Inicia el año 2013 y con él sólo podemos convocar a la
esperanza en los frutos de nuestra acción cotidiana con que construimos la historia de nuestro
tiempo.
Aunque fue materia del cierre del año anterior, en
esta comunicación me referiré a los cambios y adiciones aprobados a los Artículos 3º y 73 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que concretizan un
primer paso de lo que la actual administración ha denominado Reforma Educativa.
Dos fueron los puntos nodales de
la iniciativa presidencial: La primera: otorgar rango constitucional a un
sistema de evaluación para el ingreso y promoción de los docentes de educación
básica y media para lo que se
propuso adicionar la Fracción III del Art´3º, con el texto: “Adicionalmente,
el ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de
dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta
el Estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la
idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan. La ley
reglamentaria de este artículo fijará los términos para el ingreso, la
promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio. Serán nulos todos
los ingresos y promociones que no sean otorgados conforme a la ley”.
El segundo punto clave fue otorgar
autonomía al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, establecer
entre sus tareas “Diseñar y realizar las mediciones que correspondan a
componentes, procesos o resultados del sistema;” y establecer la estructura de gobierno de este organismo.
Entre el acto protocolario de
presentación de la propuesta realizado el 10 de diciembre y la aprobación final
por el Congreso de la Unión, el día 22 del mismo mes, asistimos a un interesante
debate en torno al sentido y contenido de los cambios Constitucionales en
proceso. Destacan por su importancia para la profesión docente las
discusiones sobre las
implicaciones laborales para el magisterio y políticas para el Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Educación (SNTE) en el control ejercido hasta ahora de las plazas docentes.
Un puntual seguimiento del proceso
y discusiones en torno a estos cambios, puede consultarse en Educación a Debate.
Mi punto de vista fue expresado también
en ese portal educativo, con el texto: “De focos y silencios en la propuesta de reforma”,
Después de un proceso legislativo
Express, la Reforma Constitucional fue aprobada el 22 de diciembre por ambas
Cámaras, como se aprecia en el documento final que contiene el análisis y
modificaciones que el Senado realizó a la propuesta previamente sancionada por
el Congreso. Para una lectura más ágil, comparto mi ejercicio de recorte únicamente
de las adiciones y cambios aprobados en los Artículos 3º y 73 de la
Constitución.
Aunque las implicaciones de estas
cambios Constitucionales habrán de concretarse todavía en la Ley General de
Educación en los próximos meses, resulta de vital importancia analizar su
impacto en la educación pública de México. En este contexto de reflexiones,
resulta altamente recomendable el texto del Dr. Manuel Gil Antón “Reforma Educativa”, que, entre otros puntos, señala:
“Ante este panorama (de rezago educativo), lo que se ha
llamado reforma educativa es, con precisión, el intento de modificar las
relaciones (otra forma) de gobierno, control y conducción del sistema
educativo. Son, en el mejor de los casos, condiciones necesarias, pero no
suficientes, para enfrentar el desbarrancadero en que se encuentra el aprendizaje
de la población en el país”
Sirvan estas primeras
reflexiones del año para construir nuestra agenda educativa de los meses que
están por venir.
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